ANS –Roma) –
Iniciado el Bicentenario del Nacimiento de Don Bosco, el mes de agosto
nos ofrece en la Beata María Troncatti, el testimonio de una mujer, una
Hija de María Auxiliadora, que dona toda su vida en las misiones entre
los indígenas shuar: Macas, Sevilla Don Bosco y Sucúa son algunos de los
"milagros" de la aún próspera hermana Troncatti.
25 de agosto de Beata María Troncatti
La
vida de esta Hija de María Auxiliadora, misionera, que había hecho de
la selva amazónica del Ecuador "la patria del corazón", expresa "la
gracia de un sí todo donado". Desde el encuentro con el espíritu de Don
Bosco, cuando, a los diez años descubre el Boletín Salesiano, que le dio
su maestra de escuela primaria, y donde lee de las misiones, hasta su
muerte ocurrida el 25 de agosto de 1969 en accidente aéreo, cuando el
medio en el que viajaba para llegar a Quito se precipitó contra a
tierra, su vida estuvo marcada por la renuncia y el don total de sí.
Deja
a su familia y su tierra natal, para entrar en el postulantado el 15 de
octubre de 1905 y no volverá a casa. Aún a los 85 años, escribía: "El
desprendimiento me ha costado mucho: el desapego de mis padres, de las
Superioras, de mi país, de mi lengua, de todo; al subir al barco dije
adiós para siempre. En el cielo nos volveremos a encontrar".
Renuncias
de diversos tipo la hicieron disponible a una vida dedicada al bien de
las personas que Dios le confiará y que la llevará paulatinamente a una
entrega suprema a la hora de traer la paz entre los indios Shuar y los
colonos blancos: "Estas dos razas no se podrán reconciliar sin una
víctima que se ofrezca por ellos". Con su oferta encendió el fuego de la
caridad que extingue cualquier fuego de odio y de muerte, haciendo
triunfar el ardor de la misericordia y de la paz.
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