Con el mismo
espíritu de Carlos Gastini (el barberillo de Don Bosco)
La
Asociación de exalumnos de Don Bosco de Jerez, promovió dicha imposición entre
alumnos del último curso de bachilleratos y ciclos formativos.
Francisco
Sambruno Ramírez.
Jerez de la Frontera
(Cádiz) – 28 de enero de 2015. Como viene ocurriendo desde hace décadas en
Jerez, jóvenes delos últimos cursos de los actuales niveles de bachilleratos, ciclos formativos de grado
medio y superior de la Casa Manuel Lora Tamayo, casi doscientos en esta ocasión,
recibieron la bendita insignia de antiguo alumno de Don Bosco, en el transcurso
de la Eucaristía celebrada en el
Santuario de María Auxiliadora de Jerez, el primer día del triduo
dedicado al apóstol de la juventud, presidida por el salesiano Manuel Anselmo
Tomé Ríos, a quien acompañó en el altar, el también salesiano Antonio Gutiérrez
Bernabé.
En su homilía, don
Anselmo evocó el gesto espontáneo de gratitud de aquel grupo de primeros
antiguos alumnos liderado por Carlos Gastini, que volvieron a Don Bosco, el 24
de junio de 1870; encuentro que repitieron al año siguiente cuando visitaron de
nuevo a su padre y maestro, el día de su santo. Aquella feliz iniciativa se
consolidó en el tiempo, siendo germen del actual movimiento exalumnal
salesiano. Seguidamente, el joven y querido presbítero aseguró que la gratitud
es virtud reservada a los mejores, concluyendo que es de bien nacido el ser
agradecido y por ello, los antiguos alumnos y antiguas alumnas de Don Bosco,
pertenecen al grupo de los bien nacidos.
Por su parte, el
presidente de la asociación local de Jerez, Juan Antonio Flores Padilla,
destacó lo importante del asociacionismo típicamente salesiano, subrayando los
enormes beneficios que reporta a cada individuo, pertenecer a uno de los grupos
cristianos más singulares y numerosos, creado fundamentalmente para crecimiento
espiritual y social de quienes tuvieron la suerte de formar parte del bendito
sueño de un hombre formidable tocado por el Espíritu Santo y protegido en todo
momento por María Auxiliadora. Concluyó su intervención con una invitación
general a formar parte del colectivo, que en Jerez, hunde sus raíces en el
lejano 1954.
Tras la comunión, se
produjo la bendición de insignias que fueron impuestas por presbítero,
presidente y tutores, a quienes, en unión de sus familiares y amigos, llenaron
el Santuario consagrado a la Virgen de Don Bosco en la capital del vino.
Jornada jubilosa que concluyó con una entrañable convivencia en la Sala
Bartolomé Garelli, por parte de numerosos jóvenes que lucían con orgullo, el
emblema que les recordará para siempre que Don Bosco es protector y tutor que les
guía y precede.