La Familia Salesiana sigue haciendo realidad el sueño de Don Bosco.

Después de su ordenación presbiteral, (5 de junio de 1841) Don Bosco, En la iglesia donde celebró la primera Misa, en la fiesta de la Inmaculada Concepción del mismo año, encuentra al joven Bartolomé Garelli. Después de aquel primer encuentro, cada domingo, se reúne en el ‘Convitto’ un grupo de chicos que va creciendo: en el febrero sucesivo son unos veinte; treinta al final de marzo; casi un centenar para santa Ana (26 de julio), fiesta patronal de los albañiles. Hoy 8 de diciembre, en pleno año de las celebraciones del Bicentenario de su Nacimiento, reconocemos la importancia de este encuentro para la naciente misión y para la Familia Espiritual de Don Bosco.

Por Andrés Felipe Loaiza, SDB
En los primeros meses en Turín (1841), mientras sigue estudiando y preparándose, Don Bosco reflexiona sobre la misión que siente cada vez más claramente que le fue confiada por el Señor. Pero la realización del sueño es mucho más complicada y llena de obstáculos.

Fue un 8 de diciembre de 1841, que Don Bosco encuentra y acoge a Bartolomé Garelli, un niño necesitado de educación humana y religiosa, que con el sucederse de los años se convertirá en referente ideal para muchos otros niños favorecidos, primero por Don Bosco, luego por los Salesianos y por su grande Familia Salesiana.

En el Boletín Salesiano del mes de abril de 2013, se lee una caracterización de los jóvenes que frecuentaban Turín en aquellos años en que Don Bosco sigue clarificando paulatinamente su misión en medio de los más necesitados de su tiempo: "Los chicos que en estos primeros tiempos asistieron al naciente oratorio son en su mayoría obreros y trabajadores que pasan solo una parte del año en Turín, aquella libre de actividades agrícolas (desde finales de otoño a finales de junio). Se trata de 'saboyanos, Suizos, del Valle d’Aosta, de Biella, de Novara y de Lombardía'. Este tipo de jóvenes, migrantes estacionales, seguirán prevaleciendo en el Oratorio de Don Bosco hasta mediados de los años cincuenta, cuando la inmigración en Turín se hizo estable. Los chicos se reunían en la sacristía de la iglesia de San Francisco de Asís y en el patio adyacente para la catequesis y para entretenerse alegremente".(Es posible acceder a esta y otras ediciones del BS en Italiano en el siguiente link).

Y finalmente, en las Memorias del Oratorio, se relata cómo el trabajo realizado con los jóvenes con antecedentes carcelarios, va dejando una gama de consecuencias para llegar a convertirse en, lo que aún hoy, es el centro de atención de la misiónde la Familia Salesiana: "Fue entonces que pude palpar, que los jóvenes salidos del lugar de reclusión, si encuentran una mano benévola, que cuide de ellos, les asista en los días festivos, mire cómo ponerlos a trabajar con algún patrón honesto, y yendo algunas veces a visitarles durante la semana, estos jóvenes se entregaban a una vida honorable, olvidaban el pasado, se convertían en buenos cristianos y honrados ciudadanos".(MO 122-123).

En el año del Bicentenario del Nacimiento de Don Bosco, como Familia Salesiana, estamos seguros que el encuentro del Educador Turinés con “Bartolomé Garelli” se repite a diario en las distintas obras en el mundo donde se intenta descubrir, como Don Bosco en su tiempo, cuál es la mejor forma de acompañar a los jóvenes más pobres y necesitados. Hoy la Familia Salesiana sigue haciendo realidad el sueño de Don Bosco.

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